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sábado, julio 22, 2006

SOLO

-Yo también siento lo mismo-expresó Jocelyn cuando su interlocutor terminó. Fue entonces que ese sentimiento de miedo, que todavía habitaba en él minutos antes de la confesión, se transformó en felicidad. Carlos no podía dejar de sonreír; había esperado largos dos años, que en realidad fueron dos años interminables, para escuchar de los labios de su amada esas palabras, esas que pensó que nunca iban a salir de ella. Todo su cuerpo temblaba ya no de temor, sino de felicidad: ella también lo amaba. Sus ojos se posaron sobre los de ella, y viceversa; era como si ese instante nunca acabaría. Era indescriptible el momento después de la respuesta, pareciera que los dos estaban en otro mundo, en su propio mundo, olvidándose de los demás, inclusive de los acontecimientos tan aciagos en los que estuvo inmerso Carlos: habían transcurrido también dos años desde aquella vez cuando estuvo al borde de la muerte; le había sido detectada una rara y extraña enfermedad que atentó contra su vida pero, por azares del destino, pudo salir airoso de esa mala experiencia.

Sus labios se unieron, como cuando se une el sol con el mar para formar el crepúsculo, un fenómeno mediante el cual muere la tarde para dar vida a la noche, un verdadero deleite para los amantes que ocultan su prohibida pasión, viviendo en cada caricia, en cada beso, al mismo tiempo, deseo y temor, de que algún día pudieran ser descubiertos.

Carlos no podía creer lo que estaba viviendo: ¿era verdad lo que estaba sucediendo?, ¿realmente Jocelyn me amaba?, si me amaba en verdad, ¿por qué todo este tiempo se comportó de esa manera? Miles de dudas recorrían su cabeza, pero se desvanecieron cuando se envolvió con ella en ese acto, ese por el cual había luchado tanto, por el que nadie creía que se llegaría a realizar.

Ese intervalo de tiempo fue mágico: él ya no tenía por qué ocultar más sus sentimientos. Todo el temor que había sentido antes de confesarle su amor, que lo hizo declinar incontables oportunidades, se había convertido en amor, en esas cuatro letras por las cuales muchas veces se pierde la cabeza y se cometen miles de actos, para muchos, incomprensibles y sin sentido. Pero eso es el amor: un sentimiento que hace perder la cabeza, que posibilita que en ocasiones se cometan varias irracionalidades que son justificadas porque “se está enamorado”.

Seguían dentro de su burbuja, esa que había sido elaborada por ambos y se volvía lentamente impenetrable cada segundo en que sus labios estaban en contacto. Una sensación de sosiego se percibía al saber que su amor era correspondido, que todo lo que le habían mencionado antes de ese encuentro había resultado mentira. Su corazón se olvidó de noches pasadas de inacabables tristezas que amilanaban sus deseos de revelarle ese sentimiento que lo llevaba a una parsimoniosa agonía. Ya no latía de miedo. Eran palpitaciones de júbilo, de alegría, de amor. Logró lo que él mismo creyó que era imposible de realizar. Deseaba que se detuviera el tiempo para estar con ella, solamente con ella y dejar atrás todas sus penas pasadas. “Nada ni nadie podrá acabar con este momento”, pensó para sus adentros Carlos.

-¿Otra vez? Maldición, no lo puedo creer, ¡cómo quisiera que nunca termine!-expresó Carlos al percatarse nuevamente que todo había sucedido dentro de su imaginación. -Uno de estos días lo haré, lo prometo-dijo para sí mismo, al menos eso creyó.

-¿Hacer qué?-replicó su hermano Fernando, que andaba por ahí cerca. -Nada-contestó de inmediato Carlos para nuevamente entrar, en pocos minutos, en un profundo y largo sueño, sin imaginarse lo que sucedería pocas semanas después, un suceso que traspasaría el mundo onírico, donde siempre se refugiaba, al cual recurría para olvidar lo que era incapaz de consumar en la vida real, un hecho que calaría muy hondo en su ser y lo dejaría marcado para toda la vida.

1 comentario:

LA claudia dijo...

y la pregunta del millón, eras tú?
Bueno creo que la respuesta es afirmativa. A veces supongo que nos cuenta un poco expresar nuestros sentimientos y tal y como le paso a pablo...luego de que lo dices realmente no importa la respuesta solo el hecho de que tú fuiste quien tuvo el valor de decirlo.
ojala algún día me cuentes la parte real de tu historia jaja

suerte:)
drhat d' asra